Aunque ya ha escrito algo al respecto mi compi Ana del fin de semana tan completo en cuanto a carreras, yo no quiero dejar pasar por alto este cross que es más nuestro y del pueblo del Llano y su organizador, Juan Ernesto, que cada año pone más empeño en hacerlo ameno y diferente.
Este año no lo corrí porque llevo un verano un tanto atípico, pero no queria dejar de implicarme en él de alguna forma, y me presté como voluntaria.
A las 17:15h ya estábamos un grupo de amigos dispuestos a echar una mano, comenzamos con los dorsales: organización de mesas, imperdibles, listas... ya teniamos a los niños ansiosos en recoger el suyo; en un momento me vi envuelta en el ajetreo que ello conlleva, unido a la música del grupo que estaba ensayando para tocar esa noche, que me entraba por el lado izquierdo, y la locura de baile que se marcaban dos peralicas por mi lado derecho y cuyos nombres voy a omitir, quien las vió ya saben quienes son, ya os podeis imaginar: ¡una auténtica locura pá mis nervios!
Una vez relajada de esa primera parte, cogí cámara en mano y, tras sacar unas fotos en la salida, andé circuito al revés para echar otras tantas a mis compis de club, vuelta para el pueblo, entrega de trofeos, pincho y risas con los amigos y con ganas de haberme quedado más tiempo, pero poco a poco los conocidos se marchaban.
En cuanto al trazado de la carrera de mayores no la pude ver al completo, tampoco la pude trotar en dias anteriores, pero por las fotos observé que es de esas que a mí me gustan, algún dia le pediré al anfitrión que me la enseñe a nivel particular porque la zona merece la pena.
Por último reseñar que me acompañó como voluntario, otro año más haciendo de spiker, mi hermano Luis, del cuál sobra decir que ya me gustaria a mí que me acompañara yendo a carreras como cuando empecé a competir, lástima que me diera el relevo cuando entré en el club. Seguiremos soñando en volver a competir juntos, él más que yo seguro.