El Sábado 23 de
Agosto había una cita con el Cross Minero en el Llano, el día caluroso pero
menos de lo esperado para ser Agosto, la humedad eso si era alta.
La carrera de
menores era anterior a la carrera absoluta. Muchos niños en todas las
categorías y buen ambiente para que vayan aficionándose.
A las 19:54 con
puntualidad (difícil de conseguir habiendo carreras de niños con anterioridad)
empezaba la carrera. Como en todas las carreras hay corredores que no se sitúan
acordes con su ritmo en el grupo de salida, lo que hace que durante el primer kilómetro
cada uno intente situarse en la posición de carrera que le corresponde.
Al pasar otra vez por la línea de salida te das cuenta de la cantidad de gente que se
congregaba para animar a los corredores. Tras la salida del pueblo empieza la
parte buena de la carrera. Primero se pasa por una zona donde hay que tener
cuidado con los surcos que ha dejado el agua en el terreno. Cerca del km 3 está
la subida corta pero empinada que te hace subir pulsaciones y a los menos
acostumbrados que tengan que andar para poder subirla. Desde allí arriba es de
donde se puede apreciar el río de corredores que viene desde el pueblo. Creo
que es el lugar idóneo para hacer una bonita foto del evento.
Metidos en
tierra afrontamos la segunda mitad de la carrera, las marcas de yeso indicando
el camino, los carteles anunciando peligros (sobre todo el de las dos piedras
grandes tras un montículo) y el personal de apoyo situado en puntos clave junto
con el vaso con agua que aunque para este tipo de carreras no es absolutamente
necesario se agradece. Lo que si echo en falta es un contenedor o recipiente
para tirar los vasos de plástico a unos 100/200 m. Veo vasos tirados por donde
se pasa corriendo y por zonas alejadas del avituallamiento (no se tiene
conciencia, espero que algún día se mejore).
Tras el paso por
el estrechamiento se inicia una larga bajada poco pronunciada donde se puede
correr cómodo. Es la mejor zona para soltar piernas de la carrera.
Pasamos el km 6
y ahora toca subir, última subida y la peor de todas, 300 o 400 metros de
subida en lo que hay que dar lo que quede de fuerzas y de corazón. Una vez
arriba del monte puedes ver aparte de los sanitarios con el coche
estratégicamente colocados, la meta al fondo con el sonido del speaker. La
primera parte de la bajada es una bajada muy pronunciada hay que bajarla con
cuidado pues en las piernas se nota la subida anterior.
Los últimos
metros son para disfrutarlos y para llegar a meta de la mejor manera posible.
En la meta unas
sillas que vienen fenomenal para quitarse el chip y una bolsa del corredor
bastante completa con una camiseta de diseño muy bonita. Un melón, coca-cola y alguna degustación para terminar.
Bonita carrera,
con carretera, tierra, piedras, subidas y bajadas. Junto con el Sapo las dos
carreras cortas más duras del Mar Menor en verano. Magnifica organización, en
la que Juan Ernesto y su equipo han dedicado muchas horas y dedicación. Enhorabena! El verano que viene volveremos y esperemos
mejorar marca.
Un saludo
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